Cucharéanme las siempre saladas y salvajes mumús,
me entibian en la piel de muchachas inventadas,
parpadean el latido para afuera, meneantes y, como yo, sin nombre.
me entibian en la piel de muchachas inventadas,
parpadean el latido para afuera, meneantes y, como yo, sin nombre.
Mis manos y un contorno que vale mil poros abren la boca
cantan al aire ofrendan gotitas de oro al firmamento
con la jungla en fuga y macacos descontrolados
después de tanto tropo en ascenso vapor.
Mucha montaña es caer del mejor,
caer mejor que no haber subido,
la altura morderla e irse por la baranda entre las piernas
resbalar el mudo gesto de grito qué nombre le pongo a ésta muerte.
cantan al aire ofrendan gotitas de oro al firmamento
con la jungla en fuga y macacos descontrolados
después de tanto tropo en ascenso vapor.
Mucha montaña es caer del mejor,
caer mejor que no haber subido,
la altura morderla e irse por la baranda entre las piernas
resbalar el mudo gesto de grito qué nombre le pongo a ésta muerte.
Nicolás Silva
(Aparecido en Antología de poetas Latinoamericanos
de Imaginante Editorial - 2015)