jueves, 2 de agosto de 2018

El acto musical

¿Adónde presentarse cuando se cuela
en el hueso un anochecer con mi nombre?. 
Presentarse en éste mismo instante.
Adonde usted se encuentre, la guerra no tiene fin.
No olvidar.
No olvidarse.
El lugar donde usted está
está perfecto
para presentarse. Porque se lo amasija
desde pequeñura, señor, señora ¿Me va siguiendo?
¿Y a dónde llamar cuando las bombas silban?
¿A dónde silbar
cuando las bombas llaman?
No olvidar la guerra.
Usted ha jurado con un acto musical.
La guerra desató porque juró
usted juró porque la guerra.
No olvidarse. No olvidar.
Presentarse acá mismo, infame, sin funda,
lista para sonar.
¿Adónde ponerse atrevida ante las burlas?
¿Adónde contra la autoridad? 
El adversario va ganando
yo le debo mis granadas desnudas
Le debo todas las ventanas abiertas.
La guerra exige, la guerra está servida para aturdir
plántesele deseo en creciente 
plántesele anomalía, plántesele hirviendo sin manija
lo que usted quiera
pero se me le planta alta risa
sin careta afinador indicando el orden del sistema
porque la estructura dice las mismas dos o tres cosas, usted
se  presenta de calabozo detonado
cada neutrino que vibra, de un átomo
a otro una nota gira la llave, palabra que la célula
y sus hermanas saludan de mano en mano
una frecuencia contagia mi guerra es una astucia
de armonías imparables
canción sin gobierno, sin interés financiero
el sujeto humano elije el fierro, elije el color,
elije borroneo
no olvidar/no olvidarse
presente en éste encuentro, para la guerra.
Porque juré yo también y me  quité las vendas
por eso entono fraterno carro la recibí porque la di.
No olvidarse
no olvidar mundos posibles esperando ser dichos
el juramento musical ni la guerra y sus servicios
puede quitártelo ni Dios mismo
arrancarte éste momento de pie.
Este es tu gran pan y lo sabemos en comunidad:
Estación es ilusión ¿A dónde mirar?
¿A dónde apuntar éstas tonalidades que me nacen?
¡Emitamos, emitamos, emitamos!
Que la guerra ha sido dicha
y la palabra nueva
tensa la cuerda en un acto sin editar,
hacia el mundo sorpresivo.

.
Nicolás Silva